¿Te has preguntado alguna vez qué plantas tienen propiedades enteógenas, es decir, que pueden inducir estados alterados de conciencia? Si es así, este post es para ti. Aquí te presentamos un diccionario de enteógenos de plantas, con información sobre su origen, uso, efectos y riesgos.
Enteógeno
Los enteógenos son sustancias que pueden generar una experiencia religiosa o espiritual en quien los consume. El término proviene del griego "entheos", que significa "dios dentro", y "genos", que significa "origen". Los enteógenos se han utilizado desde la antigüedad por diversas culturas y tradiciones, con fines rituales, terapéuticos, artísticos o recreativos.
Enthos /griego/ sustancia divina + gen que produce
Concepto introducido a la literatura científica por el micólogo y etnomicólogo R. Gordon Wasson, los helenistas Carl Ruck y Danny Staples, el experto en fungi Jeremy Bigwood y el químico orgánico Jonathan Ott.
No todos los enteógenos son iguales. Algunos tienen un origen natural, como las plantas, y otros son sintéticos, como el LSD o la MDMA. Además, cada enteógeno tiene un mecanismo de acción diferente en el cerebro, lo que determina sus efectos psicológicos y fisiológicos. Por eso, es importante conocer las características y los riesgos de cada uno, antes de decidir consumirlos o no.
Los enteógenos se han utilizado desde la antigüedad por diversas culturas y tradiciones, y tienen un gran valor para el estudio de la psicología, la antropología, la religión y la filosofía.
Según Ott, los enteógenos se pueden dividir en cuatro categorías principales: plantas, hongos, animales y sustancias sintéticas. Dentro de cada categoría, hay varios tipos de enteógenos según su origen, composición química, efectos y usos.
A continuación, algunos ejemplos de cada categoría, con una breve descripción de sus características y propiedades. Espero que este diccionario les sea útil e interesante, y que les inspire a explorar más sobre este fascinante mundo de las plantas sagradas y las sustancias psicoactivas.
Plantas Enteógenos
Ayahuasca: Es una bebida preparada con la corteza del árbol Banisteriopsis caapi y las hojas de la planta Psychotria viridis. Su nombre significa "soga de los muertos" o "vid de los espíritus" en quechua. Se originó en la Amazonía y es usada por varios pueblos indígenas como parte de sus rituales religiosos y curativos.
Su consumo produce una intensa experiencia psicodélica que puede durar varias horas, con visiones, alucinaciones, introspección y purga. Sus efectos dependen mucho del contexto, la intención y la guía del chamán o facilitador. Algunos de sus beneficios reportados son la sanación emocional, el autoconocimiento y la conexión espiritual.
Sin embargo, también puede tener efectos adversos como náuseas, vómitos, diarrea, ansiedad, paranoia y reacciones alérgicas. Además, puede interactuar peligrosamente con algunos medicamentos, especialmente los antidepresivos. Por eso se recomienda abstenerse de consumir ayahuasca si se tiene alguna condición médica o psiquiátrica, o si se está bajo tratamiento farmacológico.
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Peyote: Es un pequeño cactus espinoso que crece en el desierto de México y el sur de Estados Unidos. Su nombre científico es Lophophora williamsii y su nombre común proviene del náhuatl peyotl, que significa "gusano brillante". Contiene varias sustancias psicoactivas, entre las que destaca la mescalina, un potente alucinógeno.
Se usa desde hace miles de años por varios pueblos indígenas como parte de sus ceremonias religiosas y culturales. Su consumo consiste en masticar o tragar los botones o cabezas del cactus, que tienen un sabor amargo y desagradable.
Sus efectos pueden durar hasta 12 horas, e incluyen visiones, alucinaciones, alteración de la conciencia, sensación de unidad con el universo y revelaciones espirituales. También puede provocar efectos físicos como náuseas, vómitos, sudoración, temblores y aumento de la presión arterial y el ritmo cardíaco. Sus beneficios reportados son la curación de enfermedades, la purificación del alma y el acercamiento a lo divino.
Sin embargo, también puede tener riesgos como intoxicación, psicosis, deshidratación y daño hepático. Además, puede ser ilegal en algunos países y estar sujeto a restricciones legales y religiosas. Por eso se recomienda respetar el peyote como una planta sagrada y no consumirlo sin el debido conocimiento y preparación.
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Cannabis: Es el nombre científico de la planta del cáñamo, de la cual se extraen varias sustancias psicoactivas como el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol). Su nombre común varía según el país o la región, pero algunos de los más usados son marihuana, hierba, ganja, mota o weed. Se cree que se originó en Asia Central y se ha usado desde la antigüedad con fines medicinales, recreativos, industriales y religiosos.
Su consumo puede ser por inhalación (fumando las flores secas o los extractos), por ingestión (comiendo alimentos o bebidas que contienen cannabis) o por aplicación tópica (usando cremas o aceites que contienen cannabis).
Sus efectos varían según la dosis, la vía de administración, la cepa y el individuo, pero algunos de los más comunes son la relajación, la euforia, el aumento del apetito, la creatividad, la risa y la alteración de la percepción sensorial y temporal. También puede tener efectos terapéuticos como el alivio del dolor, la reducción de la inflamación, el control de las convulsiones y la mejora del ánimo.
Sin embargo, también puede tener efectos negativos como sequedad bucal, ojos rojos, taquicardia, ansiedad, paranoia, pérdida de memoria y dependencia. Además, puede interferir con algunos medicamentos y agravar algunas condiciones psiquiátricas. Por eso se recomienda usar cannabis con moderación y precaución, y consultar con un médico antes de consumirlo si se tiene alguna duda o problema de salud.
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Hongos Enteógenos
Los hongos enteógenos son aquellos que contienen sustancias psicoactivas que pueden alterar la percepción, el estado de ánimo y la conciencia de quien los consume. Estos hongos han sido utilizados desde tiempos ancestrales por diversas culturas y tradiciones religiosas, con fines rituales, terapéuticos o recreativos.
Amanita muscaria: Es el hongo más conocido y emblemático de los enteógenos, por su característico sombrero rojo con puntos blancos. Su nombre científico es Amanita muscaria y pertenece a la familia de las amanitáceas. Su origen se sitúa en el hemisferio norte, donde crece en bosques de coníferas y caducifolios.
Su forma de consumo más habitual es la ingestión oral, ya sea fresco o seco, aunque también se puede fumar o beber en infusión. Sus efectos principales son alucinógenos, sedantes y euforizantes, pero también puede provocar náuseas, vómitos, confusión, delirio y convulsiones.
Sus contraindicaciones son el embarazo, la lactancia, las enfermedades hepáticas y renales, las alergias y las interacciones con otros medicamentos o drogas.
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Psilocybe cubensis: Es el hongo más popular y extendido de los enteógenos, por su facilidad de cultivo y su potencia psicodélica. Su nombre científico es Psilocybe cubensis y pertenece a la familia de las estrofariáceas.
Su origen se localiza en regiones tropicales y subtropicales de América, Asia y África, donde crece en zonas húmedas y ricas en materia orgánica. Su forma de consumo más común es la ingestión oral, ya sea fresco o seco, aunque también se puede inhalar o inyectar.
Sus efectos principales son alucinógenos, estimulantes y entactógenos, pero también puede causar ansiedad, pánico, paranoia, distorsiones temporales y espaciales y síndrome post-alucinatorio persistente.
Sus contraindicaciones son el embarazo, la lactancia, las enfermedades mentales, las alergias y las interacciones con otros medicamentos o drogas.
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Copelandia cyanescens: Es el hongo más potente y peligroso de los enteógenos, por su alto contenido en psilocibina y psilocina. Su nombre científico es Copelandia cyanescens y pertenece a la familia de las bolbitiáceas.
Su origen se encuentra en regiones tropicales y subtropicales de América, Asia y Oceanía, donde crece en excrementos de animales herbívoros. Su forma de consumo más frecuente es la ingestión oral, ya sea fresco o seco, aunque también se puede fumar o inyectar. Sus efectos principales son alucinógenos, disociativos y catastróficos, pero también puede ocasionar náuseas, vómitos, diarrea, taquicardia, hipertensión, convulsiones y coma.
Sus contraindicaciones son el embarazo, la lactancia, las enfermedades cardiovasculares y neurológicas, las alergias y las interacciones con otros medicamentos o drogas.
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Animales Enteógenos
Los enteógenos de animales son aquellos que se obtienen de organismos vivos o muertos, como insectos, anfibios, peces o mamíferos. Estas son algunas de las especies más conocidas y utilizadas por diferentes culturas a lo largo de la historia:
Bufo alvarius: Es un sapo que habita en el desierto de Sonora, en México y Estados Unidos. Su piel y sus glándulas parótidas contienen una sustancia llamada 5-MeO-DMT, que es un potente psicodélico.
Para consumirlo, se debe extraer el veneno del sapo y secarlo, formando unos cristales que se fuman en una pipa. Los efectos son breves pero intensos, y pueden incluir una sensación de unidad con el todo, una disolución del ego, una pérdida de la noción del tiempo y el espacio, y una profunda paz interior.
Sin embargo, también puede provocar náuseas, vómitos, taquicardia, hipertensión y dificultad respiratoria. No se debe mezclar con otros psicodélicos, alcohol o medicamentos.
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Coleoptera: Es el orden de los insectos más numeroso y diverso, que incluye a los escarabajos, las mariquitas, las luciérnagas y muchos otros. Algunas especies de coleópteros contienen alcaloides psicoactivos, como la cantharidina, la muscarina o la bufotenina.
Estos compuestos pueden causar alucinaciones visuales y auditivas, euforia, excitación sexual, confusión mental y delirio. Para consumirlos, se deben triturar los insectos y ingerirlos o fumarlos. Los efectos pueden durar varias horas o días, dependiendo de la dosis y la especie.
Los riesgos son graves, ya que estos insectos pueden provocar irritación, inflamación, hemorragias internas, insuficiencia renal, convulsiones y coma. No se deben combinar con otros enteógenos, estimulantes o depresores.
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Conus geographus: Es un caracol marino que vive en los arrecifes de coral del océano Índico y el Pacífico. Su concha tiene un diseño muy llamativo y colorido, pero también es muy peligrosa. El caracol tiene un diente hueco que utiliza para inyectar un veneno a sus presas, que contiene más de 100 péptidos neurotóxicos.
Entre ellos se encuentra el conotoxina geográfica (CGX), que es un analgésico 1000 veces más potente que la morfina. Para consumirlo, se debe extraer el veneno del caracol y administrarlo por vía intravenosa o intramuscular. Los efectos son una relajación profunda, una reducción del dolor, una sensación de bienestar y una conexión con el entorno natural.
Sin embargo, también puede causar parálisis muscular, depresión respiratoria, hipotensión y paro cardíaco. No se debe usar con otros opiáceos, sedantes o anticoagulantes.
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Sustancias Sintéticas Enteógenos
DMT: Es una molécula psicodélica que se encuentra en varias plantas y animales, como el sapo Bufo alvarius. Su nombre completo es dimetiltriptamina y es el principal componente activo de la ayahuasca. Se puede fumar, inyectar o inhalar, produciendo un efecto inmediato y breve, pero muy intenso.
El usuario experimenta una sensación de despegue, seguida de una entrada en un mundo paralelo lleno de formas geométricas, colores vivos y entidades extrañas. El DMT puede causar ansiedad, pánico, taquicardia y aumento de la presión arterial. No se conocen casos de sobredosis mortales por DMT.
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Ketamina: Es un anestésico disociativo que se utiliza en medicina veterinaria y humana. Se puede consumir por vía oral, nasal o intramuscular, provocando un estado de desconexión del cuerpo y del entorno, con alucinaciones auditivas y visuales.
A dosis altas puede inducir un fenómeno conocido como "agujero K", que consiste en una pérdida total de la identidad y la sensación de viajar a otra dimensión.
La ketamina puede generar dependencia psicológica, tolerancia y síndrome de abstinencia. También puede causar náuseas, vómitos, confusión, depresión respiratoria y daño renal.
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LSD: Es el acrónimo de dietilamida del ácido lisérgico, una sustancia semisintética derivada del ergot, un hongo que crece en el centeno. Se presenta en forma de papel secante impregnado con la sustancia, que se coloca bajo la lengua o se ingiere.
Su efecto dura entre 8 y 12 horas y se caracteriza por una alteración de la percepción sensorial, el pensamiento y el estado de ánimo. El usuario puede experimentar distorsiones visuales, auditivas y táctiles, sinestesia (mezcla de sentidos), euforia, introspección, creatividad o ansiedad.
El LSD no produce dependencia física ni psicológica, pero puede provocar tolerancia y síndrome post-alucinatorio persistente (flashbacks). También puede desencadenar episodios psicóticos en personas predispuestas.
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MDMA: Es el nombre químico de la metilendioximetanfetamina, una sustancia sintética que pertenece a la familia de las anfetaminas.
Se consume por vía oral en forma de pastillas, cápsulas o polvo. Su efecto dura entre 3 y 6 horas y se basa en una estimulación del sistema nervioso central, con aumento de la energía, la sociabilidad, la empatía y la sensualidad.
El usuario puede sentir una gran euforia, una disminución de las inhibiciones, una intensificación de las emociones y una mayor apreciación de la música y el tacto. El MDMA puede causar deshidratación, hipertermia, bruxismo, insomnio, depresión y ansiedad. También puede generar dependencia psicológica, tolerancia y neurotoxicidad.
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Estos son solo algunos ejemplos de los enteógenos que existen. Si quieres saber más sobre ellos, te invitamos a consultar fuentes científicas fiables y a informarte bien antes de consumirlos.
Recuerda que estas sustancias pueden tener efectos impredecibles y que su uso implica riesgos para la salud física y mental. Sé responsable y cuida de ti mismo y de los demás.
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