Sí, es cierto que las emociones se pueden volver sentimientos guardados o enfermedades. Decenas de científicos a lo largo de la historia han dedicado sus vidas a comprobar la intrínseca relación entre las emociones y las enfermedades físicas y mentales.
Entre ellos: Hans Selye, Jon Kabat-Zinn, Mary Ann Layden, Ph.D., Joan Borysenko, Ph.D., Mona Fishbane, Ph.D., Harriet Lerner, Ph.D., Amber Beckley, Ph.D., Mardi Horowitz, M.D. entre otros.
Empezando por Hans Selye (26 de enero de 1907, Viena, Austria - 16 de octubre de 1982, Montreal, Canadá), quien fue un pionero en la investigación de la relación entre emociones y enfermedades. Según su teoría de la respuesta de estrés, las personas experimentan estrés como resultado de una respuesta biológica del cuerpo a cualquier situación amenazante. Esta respuesta puede causar síntomas físicos, emocionales y mentales que contribuyen al desarrollo de enfermedades crónicas.
Esto se debe a que las emociones son una forma de respuesta a nuestro entorno, y dado que somos seres humanos, nuestras emociones son complejas. Estas emociones pueden ser desencadenadas por una variedad de factores, como el estrés, la tristeza, el enojo, la ansiedad, la soledad, etc.
Candace Pert explica muy bien este fenómeno en su investigación. Según su teoría, el estrés de una persona se manifiesta en cambios en las hormonas llamadas neuropéptidos, que desempeñan un papel clave en el equilibrio corporal. Estas hormonas tienen múltiples funciones, incluida la regulación del sistema inmunológico del cuerpo. Los cambios en los niveles de estas hormonas pueden contribuir al desarrollo de muchas condiciones médicas crónicas. Por lo tanto, su teoría sugiere que los trastornos de salud mental, como un trastorno de ansiedad, pueden estar directamente relacionados con problemas físicos como problemas gastrointestinales o trastornos autoinmunes.
Cuando sentimos emociones intensas o negativas, puede ser muy difícil para nosotros lidiar con ellas y cuando la gente no es capaz de expresar estas emociones de manera adecuada, pueden sentirse sobrecargados y esto nos lleva a guardar nuestros sentimientos para evitar tener que enfrentarlos.
Algunos ejemplos de emociones reprimidas convertidas en enfermedades físicas o mentales son estos:
1. Ira reprimida que se convierte en ansiedad o depresión;
2. Tristeza reprimida que se convierte en enfermedad cardíaca;
3. Frustración reprimida que se convierte en úlceras estomacales;
4. Inseguridad reprimida que se convierte en trastornos alimentarios;
5. Culpa reprimida que se convierte en fobias;
6. Desesperanza reprimida que se convierte en trastorno de estrés postraumático;
7. Miedo reprimida que se convierte en ataques de
8. Trauma reprimido que se convierte en trastornos de ansiedad;
9. Vergüenza reprimida que se convierte en trastorno obsesivo compulsivo;
10. Negación de sentimientos reprimida que se convierte en trastornos de personalidad.
Esto puede ser perjudicial a largo plazo, ya que los sentimientos guardados se acumulan y acaban por afectar nuestra salud mental. Si esto sucede, las emociones pueden convertirse en enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales. Esto puede desencadenar una serie de problemas en la vida diaria, como la falta de motivación, el aislamiento social, el malhumor y la falta de energía.
Es importante que trabajemos para identificar y expresar adecuadamente nuestras emociones. Esto es especialmente importante para aquellos que sufren de enfermedades mentales, ya que a menudo necesitan ayuda para comprender y manejar sus emociones. Debemos buscar ayuda profesional si nos sentimos sobrecargados emocionalmente o si nuestras emociones se vuelven demasiado intensas para manejarlas.
Mary Ann Layden Ph.D. es una científica y autora conocida por su trabajo sobre la relación entre emociones y enfermedades. Según su teoría, el estrés de una persona se manifiesta en cambios en su salud mental y física. Argumenta que el estrés crónico puede contribuir al desarrollo de muchas enfermedades mentales y físicas. Propone un enfoque integrador que incluye la prevención, el tratamiento y la recuperación de la salud mental y física. Piensa que la terapia cognitivo-conductual, los medicamentos, la meditación y la psicoeducación pueden ser útiles para manejar el estrés, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y promover el bienestar emocional y físico.
Además, podemos ayudarnos a nosotros mismos al desarrollar habilidades de afrontamiento saludables. Estas habilidades pueden incluir la meditación, el ejercicio, la escritura, el arte, la música, el diálogo, el yoga, la conversación con amigos, la terapia, los grupos de apoyo, la medicina natural y alternativa, etc. Estas habilidades nos ayudan a manejar nuestras emociones de manera saludable, en lugar de guardarlas o convertirlas en enfermedades.
En conclusión, es cierto que las emociones pueden convertirse en sentimientos guardados o enfermedades. Para evitar esto, debemos aprender a identificar y expresar adecuadamente nuestras emociones, y buscar ayuda profesional si nos sentimos sobrecargados. También debemos desarrollar habilidades de afrontamiento saludables para ayudarnos a lidiar con nuestras emociones de manera saludable.
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