Érase una vez un hombre llamado Sam que se sentía perdido y desesperado por obtener respuestas. Había agotado todas las vías tradicionales en su búsqueda de comprensión, por lo que decidió probar un camino alternativo: la ayahuasca. Después de días de preparación, finalmente se dirigió al pequeño pueblo de Colombia donde participaría en una ceremonia tradicional.
Sam fue recibido por un chamán anciano que le dio la bienvenida y le habló del poder curativo que yacía en el brebaje seductor. Sam, junto con otros cuatro, comenzaron su viaje y bebieron la ayahuasca. Se les indicó que guardaran silencio y meditaran mientras los efectos de la ayahuasca los invadían.
Sam podía sentir la ayahuasca abriéndose camino a través de su cuerpo mientras entraba en un trance profundo. Se sintió transportado a un mundo místico, lleno de plantas en espiral y luces brillantes. Fue guiado a través de su viaje por las propias plantas, brindándole perspicacia, claridad y curación. Cuando terminó la ceremonia, los participantes abrieron los ojos y aceptaron la asombrosa transformación por la que habían pasado en tan poco tiempo.
Sam había encontrado las respuestas que estaba buscando y ahora estaba decidido a compartir este nuevo conocimiento con el mundo. Dedicó su vida a investigar y enseñar sobre el sagrado poder curativo de la ayahuasca, y hasta el día de hoy sigue ayudando a las personas a descubrir los secretos de sus mentes y almas.
Si la Ayahuasca te ha llamado, es tu momento de despertar
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